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Agricultura e innovación

Leemos en la revista de Gran Consumo ARAL, un artículo de opinión firmado por Carlos Fernández Valdivielso, director gerente de Sodena, acerca de la Agricultura y la innovación por su interés os lo extractamos a continuación.

Agricultura e innovación

Tiende uno a pensar en España como una de las principales potencias turísticas, culturales y gastronómicas del mundo. Se baten récords de llegada de turistas, contamos con un patrimonio cultural de valor incalculable y los cocineros se han convertido en unos de los mejores embajadores de la Marca España.

Quizá nos cueste más identificarnos como una potencia agroalimentaria. Y sin embargo, este sectores el segundo por volumen de negocio después del turismo. Nada menos que unos 100.000 millones de euros, lo que se traduce en un 8,8% del Producto Interior Bruto, el 16% de las exportaciones, unos 2,3 millones de empleos y 28.000 empresas.

¿Por qué es importante tenerlo en cuenta? Porque más allá de las cifras, nos encontramos ante un sector estratégico que abarca desde el sector primario(agricultura, ganadería y pesca) y la industria transformadora (alimentación, fabricación de bebidas) hasta diferentes sectores auxiliares (packaging, logística, TIC, etcétera).

Hace falta una iniciativa que promueva y afiance el espíritu emprendedor en esta industria y alimente (nunca mejor dicho) el tejido auxiliar. De ahí la importancia de contar con aceleradoras de startups agroalimentarias.

Debemos contribuir a que las buenas ideas se conviertan en empresas que innoven y aporten valor añadido. No podemos permitirnos que la financiación, la burocracia o la falta de asesoramiento trunquen esos sueños, y menos en un país con una alta tasa de paro, un país en el que el emprendimiento se ha convertido en una alternativa de peso a la hora de encontrar una salida en el mercado laboral. Según la última edición del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), el 53% de los españoles considera que emprender es una buena opción de carrera, aunque las cifras demuestren que seguimos estando aún por debajo de la media internacional. Una muestra: en 2014, el índice TEA (Tasa de Emprendimiento Temprano) en España fue del 5,5%, tres décimas más que el obtenido el año anterior. Esta tasa mide las iniciativas emprendedoras con menos de tres años y medio de vida en el mercado, sobre la población de 18-64 años.

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