complementariedad

El auge de la complementariedad

En la búsqueda por mejorar la rotación de productos en el punto de venta, los fabricantes y distribuidores han comenzando a organizar los productos dentro del local comercial según lo que se conoce como universos de consumo, pensados especialmente para satisfacer la necesidad de los consumidores.

Esto se ha logrado, aplicando el concepto de complementariedad, entendiendo que hay productos que deben permanecer cercanos el uno al otro porque se complementan. Siendo así, ya no se encuentran las galletas junto a las pastas, sino que las galletas se encuentran en el mismo pasillo sonde podemos encontrar la leche y los cereales; porque pertenecen al universo del consumo del desayuno.

Esto no es un hecho nuevo, pero ha tomado mayor auge en la actualidad, dado que las personas tienen la imperiosa necesidad de ubicar las cosas de manera oportuna, gracias a la falta de tiempo para ser gastado en trivialidades.

Los productos complementarios

Se llama productos complementarios a todos aquellos que se deben utilizar con otros a fin de satisfacer una necesidad específica. Por ejemplo, la leche y el cereal, la mesa y la silla, los platos y los cubiertos, las raquetas y las pelotas de tenis, y un largo etcétera.

La relación que se establece entre los productos complementarios es de tal magnitud, que el consumo de uno va directamente unido al consumo del otro o de todos aquellos que complementan al primero. Esto es en resumen, lo que significa o se define como  complementariedad, y se aplica en casi todo comercio retail de cualquier rubro, aunque se evidencia mucho más en el sector alimentos por ser de consumo masivo y de alta rotación.

Por supuesto, existen diferentes grados de complementariedad entre los productos. En algunos casos los productos complementarios pueden ser incluso dependientes directos, como es el caso de una llave y una cerradura, mientras que en otros casos puede ser una relación mucho más flexible y variable, e incluso totalmente indirecta, por ejemplo, si los electrodomésticos bajan de precio, aumenta su compra, su consumo y así mismo, aumenta el gasto de energía eléctrica, una complementariedad indirecta que beneficia a actores de dos rubros diferentes.

Parte del deber del distribuidor, es reconocer cuales son los productos complementarios que posee, y agruparlos en consecuencia, de forma que los consumidores los identifiquen como tal. De ahí que los pasillos se conviertan en universos de consumo, donde las personas puedan ir con su carrito y sin saltar de un lugar a otro, vayan tomando todo lo que les corresponde según la necesidad, sea desayunar, lavar la ropa o comprar helados y artículos congelados.

Se debe tener en cuenta también que el aumento de un producto o las ofertas, incide de manera directa en las ventas del otro artículo, pudiendo hacer que la demanda de ambos descienda o aumente, según la estrategia aplicada y la necesidad real que tengan los clientes de adquirir ese producto y su respectivo complemento, por lo cual, las estrategias de ofertas y cambios de precio deben estudiarse con detenimiento.