Los supermercados juegan un importante papel en el consumo sostenible, unos de los establecimientos en los que se realizan más compras y más a menudo, y por eso mismo, un sector en el que cualquier acción que se inicie tiene mucha repercusión.
Muy buena oportunidad para incitar al cliente a que realice compras más sostenibles, que tenga en cuenta cómo impactan en el medio ambiente, y facilitarle que ese impacto sea positivo, con una compra más ecológica.
5 prácticas para una compra más ecológica
Promover hábitos de compra más sostenible pasa por facilitar pequeñas acciones que consigan que los clientes realicen casi sin darse cuenta, ayudando mucho al medio ambiente.
En nuestra mano está ponérselo más sencillo, y estas son unas de esas prácticas que puedes poner al “alcance de su mano”
01.-Ofrece productos ecológicos y locales
Secciones específicas para productos ecológicos y de origen local, no solo reduce la huella de carbono asociada al transporte, sino que también apoya a los productores locales.
Informa claramente sobre los beneficios de estos productos, para incentivar a los clientes a elegir opciones más sostenibles, con stand informativos que dejen claro las ventajas de apostar por ellos.
02.-Reduce en lo posible el uso de plásticos
Implementa políticas que reduzcan el uso de plásticos, claro está que, por el momento, no es posible al 100%, pero, poco a poco, podemos llegar a conseguirlo.
Facilitar el uso de bolsas reutilizables y ofrecer productos a granel para minimizar el empaquetado, son dos acciones muy efectivas, además de emplear envases biodegradables.
Otra práctica que tiene muy buenos resultados es colocar puntos de reciclaje en la tienda para facilitar la recogida de desperdicios, por ejemplo pequeños contenedores para papel, latas, envases, pilas, …, tenerlos tan a mano facilita que tus clientes los utilice.
03.-Promociona productos a granel y envases propios
Ampliando el punto que te hemos avanzado dar la oportunidad de realizar compras a granel, permite, no solo, disminuir el desperdicio de envases, sino de alimentos.
Por un lado, el cliente se conciencia y comienza a llevar sus propios recipientes y, además, evita que se le estropeen productos por estar obligado a comprar una cantidad empaquetada que no necesita.
04.-Destaca el etiquetado claro
Etiquetas claras que indiquen si un producto es orgánico, de comercio justo, o producido localmente, ayuda a los clientes a tomar decisiones informadas.
No solo eso, también la adecuada información acerca de la huella de carbono de los productos, sensibiliza a los compradores sobre el impacto ambiental de sus elecciones.
05.-Optimiza el uso de energía
Adopta tecnologías eficientes en el uso de energía, como iluminación LED, y sistemas de refrigeración avanzados.
Si tienes oportunidad, considera la instalación de paneles solares para reducir el consumo de energía no renovable y, a la vez, muestre a tus clientes tu compromiso con prácticas sostenibles.
Soluciones que evitan residuos en tu supermercado
Si hay un tema que preocupa en todos los sectores, es la reducción de residuos, cómo conseguir que lleguemos a desechar lo menos posible para evitar el daño que hace todo eso que tiramos al medio ambiente.
En la cadena de suministro, el supermercado es la pieza clave, ofrece al consumidor los productos, y, de la manera en la que lo haga, depende, en gran medida, que se generen más o menos cantidad de desperdicios en los hogares.
Cuentas con la oportunidad de dar ejemplo, tan solo con la forma en la que muestras nuestros productos a la venta para promover la sostenibilidad.
Espacios para reabastecimiento a granel
Zonas que permiten a los clientes comprar solo la cantidad que necesitan, reduciendo el uso de envases y el desperdicio de alimentos.
Productos como cereales, legumbres, frutos secos, y especias, son adecuados para esta práctica ecológica, a la que puedes unir, como te hemos comentado un poco más arriba, el animar a los clientes a llevar sus propios envases reutilizables.
Embalaje sostenible
El embalaje es fundamental, porque no podemos olvidar que hay productos que es necesario ofrecer perfectamente envasados, casos en los que no hay lugar a compra a granel, y ni siquiera a aprovechar los envases propios del cliente.
En esos casos, apuesta por envases biodegradables, compostables o reciclables, también valorar el uso de bioplásticos hechos de materiales renovables como el maíz o la caña de azúcar.
Gestión de inventarios
Sistemas avanzados para predecir la demanda de productos con mayor precisión, y reducir el exceso de existencias.
Estas tecnologías incluyen un análisis predictivo basado en inteligencia artificial que ayuda a ajustar las órdenes de compra y, con ello algo muy importante, minimizar el desperdicio de alimentos perecederos.
Reciclaje y compostaje en tienda
Estaciones accesibles para los clientes dentro de la tienda, facilitan el reciclaje de envases de productos y fomenta el compostaje de desechos orgánicos.
Piensa en la posibilidad de ofrecer talleres estos temas para educar a los clientes sobre cómo reducir los residuos en sus propios hogares.
Alimentos “feos”
Los alimentos que no cumplen con los estándares estéticos, a menudo, terminan como residuos, a pesar de ser perfectamente consumibles.
Puedes dedicar una sección especial en tu supermercado para vender productos “feos” a un precio menor, otra práctica que reduce el desperdicio de alimentos, y, en este caso, además, ofrece a los clientes opciones más económicas.
Apps de reducción de desperdicios
Tienes aplicaciones móviles dedicadas a reducir el desperdicio de alimentos, que puedes utilizar, como Too Good To Go o Karma, que conectan a los consumidores con excedentes a precios más bajos.
Son plataformas que ayudan a redistribuir alimentos que, de otro modo, se desperdiciarían, y, además, consigues aumentar tu alcance a nuevos clientes que apoyan estas prácticas tan solidarias.
Donación de alimentos no vendidos
Por último, y como complemento del punto anterior, contacta con bancos de alimentos y organizaciones benéficas para donar productos no vendidos, pero aún consumibles.
Es una acción que, como las anteriores, evita generar más desperdicios, con un lado más solidario añadido: ayudar a esas personas que no tienen recursos, y pasan dificultad para comer cada día.
Conseguir que el consumo sea un poquito más sostenible es tarea de todos, y los supermercados, en el lugar en el que estamos situados de la cadena de distribución, tenemos una fuerza enorme para que su impacto no sea perjudicial al planeta futuro.