Tras el inicio de la expansión del COVID-19, China se vio en la obligación de paralizar casi por completo su actividad industrial, afectando por completo la cadena de distribución global, de la cual es actor fundamental. Cuando la OMS declara la enfermedad como una pandemia, la cadena de distribución española se detuvo, permaneciendo activos solos los sectores prioritarios.
El esfuerzo por detener la pandemia ha implicado que los ciudadanos entren en cuarentena obligatoria, lo que supone en cierre de toda clase de locales comerciales e industrias no esenciales. Las fabricas y establecimientos que no guarden ninguna relación con el sector alimentario, médico, farmacéutico y de telecomunicaciones, se ha detenido por completo.
La situación nos deja muchas reflexiones posibles. En primer lugar, los ciudadanos comienzan a notar la importancia del intrincado proceso que involucra la producción y distribución de alimentos, así como el resto de los bienes y servicios esenciales. Adicionalmente, las cadenas de distribución han demostrado su valor ante situaciones de emergencia.
Actuar a tiempo para prevenir el colapso
Si un sector económico ha demostrado estar apto para atender situaciones de emergencia ha sido el de la producción y distribución de alimentos. Aun con las deficiencias conocidas y los retos que la industria todavía tiene por superar, han sabido demostrar que la logística adecuada puede reducir considerablemente el impacto de un desastre o emergencia.
A pesar de que la economía y la sociedad general han sido impactadas por la emergencia sanitaria, los canales de distribución aun resisten. La producción de alimentos y bienes esenciales se mantienen en España y los servicios de respuesta ante emergencias han recibido el apoyo de las empresas privadas para garantizar el bienestar de la población.
¿Cuáles han sido las claves del éxito en la respuesta que han dado las cadenas de distribución?
La competencia entre supermercados y tiendas minoristas del sector alimenticio no es una novedad. Esta competencia, propició que durante los últimos años todos los eslabones de la cadena optimizaran sus procesos, aplicaran mejorar tecnológicas y buscaran perfeccionar todos sus sistemas.
El resultado se puede evidenciar en la situación actual. Aun con las compras nerviosas y el aumento del consumo causado por la emergencia nacional, la cadena de distribución española ha resistido y se mantiene en pie, dando respuesta a las necesidades de los consumidores y comprometidos con la recuperación del país cuando pasen los momentos difíciles.
Responsabilidad social
Adicionalmente, el compromiso asumido por todos los actores de la cadena de distribución se pone en evidencia al atender al llamado de los bancos de alimentos europeos, quienes han creado un fondo de emergencia para suministrar alimento a las personas más vulnerables, quien han recibido un duro golpe en medio de la pandemia.
La responsabilidad social ha sido clave dentro de todo el proceso. La coyuntura actual exige de las empresas privadas un comportamiento ejemplar, sobre todo de parte de quienes se encargan de proveer de manera oportuna los alimentos y medicinas que necesita la población.