Los descuentos en las ventas son una de las estrategias de marketing más utilizadas a nivel mundial. Palabras como “oferta”, “descuento” “promoción”, tienen un efecto directo en la mente de los potenciales clientes. Se trata de una estrategia comercial que no es nueva y mucho menos innovadora, de hecho es una de las formas clásicas de promover la venta de un determinado producto. Es un recurso muy utilizado en las campañas de marketing, ya que en general suele tener efectos positivos en las ventas, aunque siempre se debe analizar con detenimiento el plano general antes de realizar una campaña de descuentos.
Entendiendo el concepto en profundidad
Se debe entender que los descuentos en las ventas son una rebaja o reducción del precio que se le aplica a un determinado producto o servicio. Este descuento se aplica por motivos muy específicos, que puede ser el de promover las ventas de productos que tienen baja demanda, aumentar las ventas o llegar a nuevos clientes. También puede influir en el reconocimiento de marca, siendo muchas veces este el caso de diversas cadenas de supermercados que compiten entre sí, en una batalla de descuentos que tiene como objetivo, que se reconozca el establecimiento como una referencia de precios bajos, logrando posicionarse en el imaginario colectivo de la población.
Evidentemente hacer descuentos en las ventas, puede ser una estrategia muy beneficiosa tanto para los establecimientos, como para las marcas y sobre todo para los consumidores. En una publicación anterior se hablaba del ahorro vía descuentos, y se mencionaba que era posible para un consumidor, ahorrar hasta un 45% en sus compras, si utilizaba todos los descuentos y ofertas disponibles en un establecimiento.
Descuentos: ¿Una buena estrategia de ventas?
Lo primero que se debe comprender, es que los descuentos en las ventas no son una estrategia que se debe realizar a la ligera; es necesario analizar las ventajas y desventajas potenciales. Una desventaja podría ser que para hacer atractiva la oferta, el establecimiento deba desprenderse de un porcentaje de sus beneficios. Por lo tanto no solo se trata de lanzar una serie de descuentos al azar y sin el adecuado estudio, sino que se debe trazar una estrategia que deje bien en claro cuál es el objetivo que se desea alcanzar con los descuentos en las ventas.
Por ejemplo, cuando una mercancía tiene poca rotación y se encuentra en grandes cantidades dentro del almacén, conviene ofertarla de forma que aumente la velocidad con la que disminuye el inventario de la misma, logrando con esto deshacerse de inventarios viejos, algo realmente conveniente con artículos que posean fecha de caducidad o que pertenezcan a una determinada estación, como es el caso de los artículos navideños, de invierno o perecederos como frutas de temporada y pescados frescos.
Analizando de forma detallada cual es el objetivo que se desea alcanzar con esta técnica, se evitan los riesgos asociados a perder dinero a causa de aplicar ofertas impulsivas en productos que tal vez no permiten un margen de beneficios muy grande.