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La marca blanca se refiere a una marca de productos que pertenece directamente a una cadena de distribución. Son productos de excelente calidad, pero con la conveniencia de tener precios un tanto inferiores a las marcas de fabricantes reconocidos, lo cual representa una forma de ahorro sustancial para los consumidores, quienes las han incluido en sus hábitos de consumo durante los últimos 15 años. Esto gracias principalmente a las fluctuaciones de la economía, que se han prestado a que la marca blanca tenga un auge considerable, logrando en la actualidad, ser un 34% de los productos que adquieren los españoles en su cesta de compra mensual. Aunque la tasa de crecimiento de la marca blanca ha sido sostenido durante la última década, diversos especialistas del sector indican que se encuentra atravesando un periodo de estancamiento, debido en gran parte a que ya no existe una diferencia tan sustancial entre estas marcas y las otras existentes. Entonces, ¿estamos ante el final del dominio de la marca blanca? Pues realmente no es así. Si bien en la actualidad pareciera estar estancada, en realidad la cuota de mercado que domina solo indica que se ha consolidado en el gusto de los consumidores, y eso no necesariamente implica que el boom ha terminado, ya que las marcas propias de las cadenas de supermercados forman una parte importante de nuestra nevera y nuestra despensa. La marca blanca ha llegado para quedarse Puede que si se trate del final de una era de crecimiento sostenido, pero eso no implica su desaparición, ya que las personas han establecido vínculos emocionales con estos productos, incluso sin siquiera este haber sido el propósito inicial por el que fueron creadas. 52% de la leche que consumen los españoles es de marca blanca, 48% de los productos del hogar y 47% de los chocolates y golosinas son de este tipo de marcas, lo cual indica un nivel de preferencia que no solo implica un mercado consolidado en cuanto a precio, sino en cuanto al gusto y la apreciación de los consumidores. Ya no son sinónimo de crisis En un principio, la venta de esta clase de productos se disparaba en periodos de incertidumbre económica, pero en la actualidad estas marcas ya no son sinónimo de crisis económica, sino que forman parte del contexto competitivo, situándose casi a la par de las marcas de los fabricantes más reconocidos del mundo. Las cadenas de supermercado han influido en gran manera en la normalización de la percepción que se tenía sobre esta clase de productos, que en un principio llegaron incluso a tener connotaciones negativas, asociadas a problemas económicos en el hogar. Ahora, estas marcas han logrado ganarse incluso el cariño del consumidor, siendo las que los han acompañado en los momentos difíciles de su economía familiar, una suerte de fidelidad que ha permitido la creación de nuevas costumbres familiares en torno a los artículos que se consumen, siendo ya una generación entera la que ha desarrollado su vida con la presencia de las marcas blancas.

¿Le ha llegado el final ‘boom’ de la marca blanca?

La marca blanca se refiere a una marca de productos que pertenece directamente a una cadena de distribución. Son productos de excelente calidad, pero con la conveniencia de tener precios un tanto inferiores a las marcas de fabricantes reconocidos, lo cual representa una forma de ahorro sustancial para los consumidores, quienes las han incluido en sus hábitos de consumo durante los últimos 15 años. Esto gracias principalmente a las fluctuaciones de la economía, que se han prestado a que la marca blanca tenga un auge considerable, logrando en la actualidad, ser un 34% de los productos que adquieren los españoles en su cesta de compra mensual.

Aunque la tasa de crecimiento de la marca blanca ha sido sostenido durante la última década, diversos especialistas del sector indican que se encuentra atravesando un periodo de estancamiento, debido en gran parte a que ya no existe una diferencia tan sustancial entre estas marcas y las otras existentes.

Entonces, ¿estamos ante el final del dominio de la marca blanca? Pues realmente no es así. Si bien en la actualidad pareciera estar estancada, en realidad la cuota de mercado que domina solo indica que se ha consolidado en el gusto de los consumidores, y eso no necesariamente implica que el boom ha terminado, ya que las marcas propias de las cadenas de supermercados forman una parte importante de nuestra nevera y nuestra despensa.

La marca blanca ha llegado para quedarse

Puede que si se trate del final de una era de crecimiento sostenido, pero eso no implica su desaparición, ya que las personas han establecido vínculos emocionales con estos productos, incluso sin siquiera este haber sido el propósito inicial por el que fueron creadas.

52% de la leche que consumen los españoles es de marca blanca, 48% de los productos del hogar y 47% de los chocolates y golosinas son de este tipo de marcas, lo cual indica un nivel de preferencia que no solo implica un mercado consolidado en cuanto a precio, sino en cuanto al gusto y la apreciación de los consumidores.

Ya no son sinónimo de crisis

En un principio, la venta de esta clase de productos se disparaba en periodos de incertidumbre económica, pero en la actualidad estas marcas ya no son sinónimo de crisis económica, sino que forman parte del contexto competitivo, situándose casi a la par de las marcas de los fabricantes más reconocidos del mundo.

Las cadenas de supermercado han influido en gran manera en la normalización de la percepción que se tenía sobre esta clase de productos, que en un principio llegaron incluso a tener connotaciones negativas, asociadas a problemas económicos en el hogar. Ahora, estas marcas han logrado ganarse incluso el cariño del consumidor, siendo las que los han acompañado en los momentos difíciles de su economía familiar, una suerte de fidelidad que ha permitido la creación de nuevas costumbres familiares en torno a los artículos que se consumen, siendo ya una generación entera la que ha desarrollado su vida con la presencia de las marcas blancas.

Supermercados online: El próximo campo de batalla del comercio electrónico

Supermercados online: El próximo campo de batalla del comercio electrónico

Las compras virtuales en el sector alimentación suponen tan solo un 1% de todas las transacciones de comercio electrónico que se efectúan en España, sin embargo, todo indica que se avecina un cambio grande en este escenario.

Cuando toca hacer las compras para rellenar la despensa, los españoles prefieren ir al supermercado y tomar los productos con su propia mano que hacer la compra en supermercados online, pero ¿Estamos a las puertas de un cambio en esa tendencia? Pues todo parece indicar que sí, aunque al momento la venta online del sector de alimentación supone un porcentaje muy bajo en el universo digital y aun es uno de los sectores menos desarrollados del comercio electrónico, la aparición de nuevos actores y el hecho de que las cadenas de distribución existentes se están adaptando a la nueva tendencia, parece indicar que el próximo campo de batalla del comercio electrónico es justamente los supermercados online y la compra semanal de alimentos por medio de internet.

Como mencionábamos en una entrada anterior, los supermercados de España tienen la obligación de adaptarse a las nuevas tendencias y reconocer los cambios en los patrones de consumo para actuar en consecuencia. Los grandes de internet ya han entrado de frente en este mercado, y Amazon, el gigante del comercio electrónico mundial, ahora pasa a engrosar las filas de supermercados online que está en la batalla por dominar un terreno que había sido muy poco explorado hasta ahora.

¿Renovarse o morir?

La tendencia que se avecina es una guerra de estrategias entre las grandes marcas del sector alimentación y de los actores más pequeños, para dominar un porcentaje de la cuota de mercado que le corresponde a los supermercados online. Una tendencia que parece inevitable sobre todo cuando analizamos, por ejemplo, las declaraciones que recientemente diera Javier López Calvet  representante de Carrefour, donde admite abiertamente que «Nosotros empezamos tarde» en Internet y de forma «desorganizada».

Este tipo de declaraciones son un indicador que permite visualizar hacia donde se dirige el sector alimentación en el mediano y largo plazo. Las mismas características del mercado hacen que el tema sea un tanto complejo de abordar, dado que aproximadamente el 45% de la cesta de compra de una familia española promedio, está compuesta de productos frescos –carne, pescados, frutas, vegetales– lo que supone un desafío a nivel logístico que implica adecuaciones considerables a los sistemas de gestión de los supermercados tradicionales que desean migran hacia el mundo del comercio electrónico.

Sin embargo, es un desafío necesario y es parte de un proceso de evolución natural y de renovación  al que todas las cadenas de distribución de España deben someterse tarde o temprano. El otro punto en el que todavía queda mucho camino por recorrer, es en el acceso al servicio online, ya que al momento solo cubre algunas zonas concretas de la extensa geografía española, es decir que aun tienen una presencia limitada que no logra competir con la presencia física de los supermercados.

Lo que más compramos en el supermercado

Lo que más compramos en el supermercado

Conocer cuáles son los productos más consumidos en España resulta una excelente guía para todos los empresarios al momento para entender los hábitos de consumo de los clientes y gestionar los inventarios de una manera más efectiva.

Distribuir bien el dinero y administrar correctamente cada uno de los gastos es una necesidad para los consumidores y en este proceso se observan cambios constantes. Según las últimas cifras, el consumo de alimentos y bebidas tuvo un aumento en el año 2016, pero la realidad es que los consumidores están gastando menos dinero en sus compras diarias y semanales.

¿Cuáles son los productos más consumidos?

Principalmente los alimentos y bebidas no alcohólicas se mantienen como los principales productos alimenticios en las listas de compra de los españoles, quedando en un 18%, frente a las bebidas alcohólicas que solo alcanzan el 1% del gasto mensual de una persona promedio.

El principal alimento de la cesta de compra de los hogares españoles es la carne, representando un 4,7% del total de la cesta de compra seguido de cerca por el pan y los cereales con un 2,9%. Lácteos, huevos y queso tienen una relevancia del 2% y el consumo de frutas, verduras y hortalizas queda en un último lugar.

El consumo en comparación con el año 2016

Desde el año 2013 los productos más consumidos son los alimentos y las bebidas en general. Sin embargo, en un análisis más detallado, encontramos que el consumo ha aumentado específicamente en café, cacao e infusiones un 7% aproximadamente y el pan y los cereales un 1,9% con respecto al año anterior.

Aunque en la cesta de compra no representa un gran porcentaje, las frutas y las verduras tuvieron un aumento en el consumo de un 8% con respecto al primer trimestre del año 2016. Este tema lo abordamos en una entrada anterior, cuando tocamos el tema de las tendencias de consumo del año 2017 y explicábamos la evolución que estaba teniendo el concepto de lo saludable y natural.

Las marcas blancas se encuentran entre los productos más consumidos

Las marcas blancas, son propiedad de las cadenas de distribución y dado que representan un ahorro sustancial en cuanto al gasto total mensual, se han convertido en una competencia directa para los fabricantes de las marcas más conocidas. Las marcas blancas representan un 34% de las compras de los españoles y cada hogar gasta en promedio unos 786 euros en esta clase de producto, dado el ahorro que produce en sus gastos mensuales, sin desmejorar en calidad.

Hacer un análisis detallado de cuáles son los productos más consumidos le permite a la gerencia de los supermercados, realizar compras verdaderamente inteligentes, en función tanto de las necesidades reales de consumidor, como en las metas de venta que se tienen establecidas, toda esta información permite entonces, optimizar los procesos de inventario y establecer estrategias de compra que favorezcan la rotación de los productos y evitando estacar recursos financieros en mercancía con potencial de convertirse en inventario muerto.