La desescalada del confinamiento y el regreso a lo que se ha denominado la “nueva normalidad” ha sido motivo de mucha alegría entre la población española, que por varios meses estuvo en la necesidad de permanecer cumpliendo una cuarentena estricta para reducir la tasa de contagio por el nuevo coronavirus.
Sin embargo, desde el mes de mayo, toda España comenzó el camino hacia la nueva normalidad atravesando diferentes fases hasta culminar en una liberación casi total de la cuarenta, estableciendo limitaciones y reglas para la circulación de las personas, lo cual ha permitido la reactivación de todos los sectores económicos del país.
Los supermercados fueron unos de los pocos establecimientos que mantuvieron sus actividades a lo largo del desarrollo de la pandemia, asumiendo un papel fundamental en el abastecimiento de la población. Por supuesto, esto lo hicieron de forma limitada, en horarios reducidos y con una cantidad de protocolos enorme para garantizar la seguridad de clientes y trabajadores.
De vuelta a la nueva normalidad
Uno de los primeros cambios para las cadenas de supermercados durante el camino hacia la nueva normalidad, ha sido la recuperación de los horarios de trabajo habituales que debieron reducirse drásticamente en medio de la pandemia. Ahora, es necesario atender las demandas actuales y ofrecer nuevamente un servicio de conveniencia para los usuarios, con horarios amplios.
Los locales han establecido controles para el ingreso, así como reducción del aforo permitido, lo cual es una regla que debe seguirse por toda clase de establecimiento comercial. Algunas reglas adicionales como el uso obligatorio de mascarilla, guantes, desinfección de manos al ingreso y el distanciamiento de al menos un metro, son parte del protocolo actual.
Refuerzo de las medidas de higiene y desinfección
Otra de los asuntos clave en el proceso de adaptación a la nueva normalidad, es el despliegue informativo. Las cadenas de supermercado utilizan señalética, carteleras informativas y cuñas a través de los hilos musicales de la tienda para recordar a los usuarios que tienen el deber de cumplir con los protocolos de seguridad establecidos.
A las medidas de distanciamiento social y la división de los espacios para mejorar el flujo de los clientes dentro del establecimiento, se agrega un refuerzo de las medidas de higiene y desinfección, lo cual ha representado una inversión importante en equipos de protección personal para los empleados.
La experiencia de compra aún dista mucho de lo que acostumbrábamos antes de la pandemia, pero el esfuerzo de los supermercados por adaptarse y seguir ofreciendo un servicio de calidad es notorio. No solo se trata de colocar a disposición de los clientes muchos litros de gel hidroalcohólico, sino de convertirse en protagonistas de cambios radicales en la rutina habitual.
Esta misma situación la atraviesa el resto del sector retail y centros comerciales, quienes han podido reiniciar sus actividades, siempre que cumplan con los protocolos y la normativa relacionada con el aforo, la protección personal, distanciamiento social y desinfección de los espacios para seguridad de clientes y trabajadores.