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¿Cómo piensan tus clientes cuando hacen la compra?

¿Te has parado a pensarlo?, ¿qué pasará por su cabeza mientras recorren los pasillos de tu supermercado? 

Da la sensación de que solo están rellenando la cesta con lo que necesitan, pero lo cierto es que gran parte de sus decisiones se toman de manera inconsciente.

Conocer cómo funciona ese proceso de compra es una gran ventaja para cualquier supermercado. Te permite organizar mejor el espacio, diseñar estrategias de venta más eficaces y, al final, aumentar tanto las ventas como la satisfacción de quienes te visitan.

Cuál es la ruta del cliente

Nada más entrar, su recorrido sigue patrones bastante comunes. Que vaya, por un lado, o por otro, no es algo que se piense conscientemente, sino que responde a la manera en que funciona nuestro cerebro.

Los primeros pasos dentro del supermercado marcan cómo va a ser la compra. La entrada es un espacio clave: aquí los clientes deciden, en apenas unos segundos, si el lugar les resulta cómodo, limpio y atractivo.

Por eso, invertir en una entrada clara, con buena iluminación y con productos frescos y apetecibles (como frutas y verduras) da esa sensación positiva que acompañará al cliente durante toda la compra.

El “sentido del recorrido”

La mayoría tiende a recorrer el supermercado en un sentido concreto, generalmente de izquierda a derecha. Por eso, muchos establecimientos colocan los productos básicos (pan, leche, huevos) en las zonas más alejadas: obligan al cliente a pasar antes por otros pasillos y ver más productos.

Tener en cuenta esta ruta natural te permite decidir qué productos quieres que se vean en primer lugar.

Cómo se fijan en los productos

Aunque te parezca que los clientes revisan todos los lineales con detalle, la realidad es que el cerebro selecciona solo una parte de la información. Está demostrado que los productos colocados a la altura de los ojos son los que más se venden. 

A esa zona, la vista se dirige de manera automática. 

Los productos en la parte inferior o superior, por regla general, reciben menos atención, salvo que el cliente vaya a buscarlos de forma específica.

Esto significa que el espacio “premium” de tus estanterías debe reservarse a aquellos artículos que más te interesa destacar: novedades, productos de mayor margen o marcas propias.

El efecto de los colores y envases

Llamativos, colores intensos, etiquetas claras… los envases captan la atención y elegir para ellos un diseño diferente los hace destacar mucho más rápido que los diseños de siempre. 

Por eso, al organizar el lineal, no solo piensa en la categoría, sino en cómo se ven en conjunto. No es bueno agrupar productos sin cuidar el impacto visual. Un lineal atractivo puede ser justo, lo que hace que el cliente coja un producto u otro.

Decisiones rápidas: el 70 % de las compras son impulsivas

Un dato que sorprende: gran parte de las compras no están planificadas. El cliente llega con una lista, pero termina añadiendo a la cesta varios productos que no estaban previstos.

Hay varios factores que impulsan a una compra no planificada:

Promociones: el clásico “3×2” o “segunda unidad al 50 %” funciona siempre.

Ubicación: colocar snacks o bebidas cerca de la caja es la manera de aprovechar los momentos de espera.

Novedades: algo nuevo en una zona destacada genera curiosidad.

Estas decisiones impulsivas no se deben al azar, sino a cómo percibe la oferta en ese momento.

Cómo influye el ambiente en la compra

Un supermercado no es un espacio neutro que se recorra en silencio. Todo lo que rodea al cliente afecta a cómo piensa y actúa.

Música y ritmo de compra

La música lenta invita a recorrer el supermercado con más calma, lo que hace que aumente el tiempo de permanencia y las compras. En cambio, una música rápida acelera el ritmo y hace que los clientes pasen menos tiempo en la tienda. 

Elige la que más te interesa en cada momento, porque la ambientación musical adecuada no es un detalle menor, sino una herramienta de ventas.

Iluminación y limpieza

Un espacio bien iluminado y limpio transmite confianza. Si la zona de frescos se ve apagada o descuidada, el cliente asume que el producto no está en su mejor momento, aunque no sea cierto.

Apostar por una iluminación estratégica y un mantenimiento constante mejora la percepción de calidad y seguridad.

El papel de las emociones

Los clientes no compran solo con la razón, también con la emoción, la manera en que se sienten influye en qué compran y en si deciden volver.

Si encuentran productos bien etiquetados, personal dispuesto a ayudar y un ambiente agradable, sienten que están en un lugar seguro y todo eso se traduce en fidelidad.

Incluir productos nuevos, secciones temáticas o promociones que no se esperan, facilita las ventas y te ayuda a conseguir ser su establecimiento habitual de compra.

Cuando entiendes cómo piensa tu cliente cuando recorre el supermercado, puedes dejar de adivinar qué funcionará y empezar a tomar decisiones basadas en la realidad. El recorrido, la vista, las emociones y el ambiente forman parte de una experiencia que va mucho más allá de coger productos de un estante.

La clave está en diseñar esa experiencia de manera consciente para que acompañe al cliente en su proceso de compra. Al final, un cliente que se siente cómodo, sorprendido y bien atendido no solo compra más, sino que vuelve. Y ese es el mejor resultado para tu supermercado.

Cómo atraer a la Generación Z a tu supermercado

La Generación Z ya está aquí. Nacidos entre mediados de los 90 y 2010, son jóvenes que hoy tienen entre 15 y 30 años. Muchos de ellos todavía son estudiantes, pero otros ya trabajan, toman sus propias decisiones de compra y, lo más importante para ti como dueño de supermercado, empiezan a definir hábitos de consumo que marcarán los próximos años.

Es, por todo eso, adecuado pensar en cómo atraer y fidelizar a este perfil de cliente. 

¿Por qué tener en cuenta a la Generación Z?

Empecemos definiéndola como la primera que ha nacido completamente digital. Son jóvenes que han crecido con un móvil en la mano, que se informan en redes sociales y que valoran más la experiencia que la posesión de productos.

Algunas de sus características que te interesa tener en cuenta serían que:

Valoran la inmediatez: quieren soluciones rápidas, tanto en la compra como en la información.

Son conscientes del impacto ambiental: buscan opciones sostenibles y responsables.

Son infieles por naturaleza: si encuentran otra opción más conveniente o atractiva, no dudan en cambiar.

Consumen de forma híbrida: combinan lo físico con lo digital, compran en la tienda, pero también esperan facilidades online.

En resumen, no son un cliente más: son el cliente del futuro. Si logras conectar con ellos ahora, tendrás asegurada su fidelidad durante años.

¿Qué busca la Generación Z en un supermercado?

Antes de pasar a las estrategias, conviene detenerse en lo que este público espera encontrar cuando va a hacer la compra. No basta con tener buenos precios o variedad de productos, necesitan algo más.

Productos adaptados a sus intereses

Alimentos que conecten con su estilo de vida: opciones veganas o plant-based, productos listos para consumir, snacks saludables y bebidas innovadoras.

Experiencia de compra diferente

Para ellos, hacer la compra no es solo llenar la nevera. 

Valoran los entornos agradables, las secciones claras, la facilidad de encontrar lo que buscan y, si es posible, una experiencia que puedan compartir en redes sociales.

Transparencia y confianza

Quiere saber qué compra. Leen etiquetas, buscan información sobre el origen de los productos y valoran mucho la honestidad de las marcas.

4 estrategias para atraer a la Generación Z a tu supermercado

Lo más importante es ser consciente de cómo adaptarte para que elijan tu supermercado y no el de la competencia.

01.- Ofrece productos que encajen con sus valores

No se trata de llenar tus estanterías de novedades sin criterio, sino de seleccionar bien aquello que puede resonar con este tipo de cliente. 

Sección vegana y plant-based: hamburguesas vegetales, bebidas vegetales, snacks proteicos sin ingredientes de origen animal.

Snacks saludables: barritas sin azúcares añadidos, frutos secos, frutas deshidratadas.

Productos sostenibles: envases reciclables, venta a granel, opciones locales.

No es necesario adaptarte a estos cambios bruscamente, empieza poco a poco: un pequeño rincón con productos alternativos ya puede llamar su atención. Luego, si ves resultados, ya tendrás tiempo de ampliar.

02.- Haz de la compra una experiencia

Se mueve por experiencias, y un supermercado puede ofrecérselas si sabe cómo.

Secciones organizadas y modernas: un lineal bien cuidado transmite profesionalidad.

Eventos o catas: probar un producto nuevo o asistir a una demostración puede convertirse en un recuerdo positivo.

Espacios fotogénicos: no se trata de montar un photocall, pero sí de crear rincones atractivos que hagan que tu tienda luzca en una foto.

Recuerda que este público no solo compra, también comparte. Si ofreces algo diferente, acabas en sus redes sociales sin que tú lo pidas.

03 Digitaliza tu supermercado

No entiende un mundo sin tecnología. Esto no significa que dejes de lado lo físico, pero sí que adaptes tu negocio con herramientas digitales.

Presencia en redes sociales: no en todas, ni mucho menos, pero sí en las que usan ellos, como Instagram o TikTok. Comparte consejos, recetas rápidas, novedades y contenido cercano.

Click & collect: permite hacer la compra online y recogerla en tienda. Para ellos, es comodidad.

Promociones digitales: cupones en apps, descuentos exclusivos por suscripción a tu newsletter.

Un detalle importante: no les gustan las experiencias complicadas. La tecnología que uses debe ser fácil, rápida y práctica.

04.-Apuesta por la sostenibilidad real

Detecta rápido el “greenwashing”. No basta con poner un cartel de “eco” o vender unas pocas bolsas de papel. Necesitan coherencia.

Elimina las bolsas de plástico de un solo uso.

Promociona productos locales y de temporada.

Ofrece secciones a granel para reducir envases.

Lo importante es que vean compromiso real, aunque sea en pasos pequeños. Mejor eso que grandes campañas vacías.

Errores que debes evitar con la Generación Z

Conectar con ella no es solo cuestión de añadir productos veganos o abrir un perfil en Instagram. Hay prácticas muy habituales en los supermercados que, lejos de atraerlos, los alejan de manera definitiva. Conocer estos errores y anticiparte es fundamental para no perder la oportunidad de fidelizarlos.

Competir solo por precio

La tentación de bajar precios para atraer clientes es grande, pero con la Generación Z no funciona. No se mueven únicamente por lo barato, sino por lo que encaje con sus valores: sostenibilidad, salud, innovación o comodidad.

Este público prefiere pagar un poco más si siente que compra un producto auténtico o que apoya una causa con la que se identifica.

Descuidar la presencia digital

Lo que no está en internet no existe. Si no encuentran tu supermercado en Google Maps, si no ven fotos actualizadas en redes sociales o si tu web es complicada, simplemente buscarán otra opción.

La realidad es que ya influyen en la compra de sus familias y, dentro de poco, serán quienes tomen todas las decisiones.

Prometer más de lo que ofreces

Este público es muy crítico con las marcas que venden humo. Si pones carteles de “100 % sostenible” y luego ofreces bolsas de plástico en la línea de cajas, lo notarán. Si promocionas un producto como “natural” y tiene más aditivos que el convencional, también lo detectarán.

El error no está en no ser perfecto, sino en exagerar o maquillar lo que realmente haces. Mejor pequeños pasos honestos que grandes mensajes vacíos.

Mantener siempre la misma oferta

La Generación Z se aburre rápido. Si cada vez que visitan tu supermercado ven los mismos productos y la misma disposición, acabarán buscando otras tiendas que les resulten más dinámicas.

Un error frecuente es no renovar lineales ni introducir novedades. No hace falta transformar tu surtido cada semana, pero sí introducir productos de temporada, dar visibilidad a marcas locales o crear secciones con artículos distintos de vez en cuando.

Atraer a la Generación Z no es cuestión de moda, es cuestión de estrategia. Marcarán el rumbo del consumo en los próximos años, y adaptarte a ellos hoy significa asegurar la relevancia de tu supermercado mañana.

Cómo organizar y aprovechar tu lineal para mejorar las ventas

La manera en la que distribuyes tus productos influye directamente en lo que los clientes compran, cuánto tiempo pasan en tu tienda y, por supuesto, en el ticket medio. 

Con unos ajustes bien pensados, puedes mejorar las ventas sin modificar nada más de tu modelo de negocio ni de tu establecimiento.

La importancia de aprovechar bien el espacio de tus estanterías

Cada centímetro de tu estantería tiene un valor. 

No es simplemente un lugar donde colocar productos: es el espacio donde se toman las decisiones de compra. Si está mal aprovechado, estás perdiendo oportunidades de venta.

Un lineal bien gestionado no solo muestra productos, sino que guía al cliente, crea una experiencia de compra agradable y, sobre todo, incentiva la compra impulsiva.

Ventajas de optimizar el espacio de tus estanterías

Como decimos, es una acción muy importante que debes implantar y hacer ver a tu equipo porque, además de dar una imagen de orden e interés, facilita la compra

  • Aumentas la visibilidad de los productos que más te interesa vender.
  • Facilitas que el cliente encuentre lo que busca rápidamente.
  • Mejoras la percepción de orden y profesionalidad.
  • Aprovechas al máximo zonas que antes quedaban olvidadas.

Piensa en tus lineales como tu “escaparate interior”: cuanto más cuidados, atractivos y ordenados estén, más venderás.

Consejos para la organización de tu lineal

Ahora que tienes claro lo importante de aprovechar bien cada balda y rincón de tu supermercado, es momento de entrar en lo práctico. 

La organización de un lineal no se trata solo de colocar productos de forma bonita, sino de hacerlo estratégicamente para guiar al cliente y potenciar las ventas.

Aquí tienes una serie de consejos probados para que tu lineal sea más eficiente y rentable.

01.- Entiende cómo se mueve tu cliente

Antes de reorganizar, necesitas observar y entender el recorrido que hace tu cliente. 

No todos los supermercados tienen el mismo flujo de tráfico, y conocerlo te ayuda a colocar los productos donde realmente se ven y se compran.

Te ponemos un ejemplo: hay zonas llamadas “calientes” (por donde pasa la mayoría de la gente) y zonas llamadas “frías” (que suelen quedar olvidadas). Has de aprovechar las calientes para destacar productos clave y dar visibilidad a las frías con estrategias concretas.

Para hacerlo, debes fijarte en tres puntos fundamentales:

  1. ¿En qué dirección suelen caminar los clientes al entrar?
  2. ¿Dónde se forman colas o se detienen más tiempo?
  3. ¿Qué zonas ignoran o recorren más rápido?

02.-Usa la regla de la vista

En este sector hay un principio muy sencillo: lo que está a la altura de los ojos, se vende más

Colocar tus productos estratégicamente según la altura influye muchísimo en las decisiones de compra.

Nivel de los ojos: productos de mayor margen de beneficio o novedades.

Nivel de las manos: productos de compra frecuente, lo cotidiano.

Nivel inferior: artículos pesados o de gran tamaño (packs de agua, detergente, …).

Nivel superior: productos premium, gourmet o de menor rotación.

03.- Organiza por categorías (pero que estén claras)

Un lineal desordenado o confuso provoca que el cliente se frustre y acabe comprando menos, y hasta se vaya enfadado.

La organización por categorías es clave para que la experiencia sea agradable y deje ese buen sabor de boca que hace que regrese.

Piensa en cómo compra tu cliente: no solo en tipos de productos, sino en ocasiones de consumo. Por ejemplo, en vez de tener el café en un extremo y las galletas en otro, agrúpalos para crear la “zona desayuno” y ponérselo fácil. No solo eso, sino que transmites una imagen de orden y profesionalidad, sin olvidar que aprovechas las compras por impulso.

04.-Destaca las promociones y productos estrella

La forma en la que señalizas ofertas y productos destacados hace que sean visibles para que el cliente valore si le interesan o no. Si no están bien visibles, ni siquiera le das esa oportunidad.

Para eso, ayúdate de:

Colores llamativos pero legibles (amarillo, rojo, naranja).

Carteles grandes con información clara y concisa.

Colocación a la altura de los ojos o en los extremos del pasillo.

Rotación periódica de las ofertas para que siempre haya algo nuevo.

05.- Aprovecha las zonas calientes y frías

Te lo hemos adelantado al principio: en todos los supermercados, hay zonas que reciben más atención y otras que pasan desapercibidas. Identifícalas para distribuir tus productos estratégicamente.

Zonas calientes: productos de compra por impulso o novedades.

Zonas frías: productos de alta demanda para “obligar” al cliente a recorrer más pasillos y así aumentar las posibilidades de compra.

Zona de caja: artículos pequeños de alto margen, como snacks, pilas, caramelos, todo eso que siempre se olvida (o que apetece mientras esperas)

06.- Mantén un orden impecable

Un producto mal colocado, una balda vacía o una etiqueta torcida transmite descuido y afecta directamente a las ventas.

Se trata de hacer ver a tu personal la importancia de revisar como está todo, sobre todo tras las horas punta o momentos de gran afluencia, tras los que puede ser necesario reponer o recolocar las estanterías.

Para conseguirlo, la clave es que tengan presente:

  • Recolocar los productos alineados hacia delante.
  • Revisar qué hay que reponer para hacerlo en cuanto se pueda.
  • Comprobar que las etiquetas estén colocadas y bien sujetas. A veces se caen, se ponen en cualquier lado, mejor estar pendiente de eso y evitar confusión.

07.-Ten presente la estacionalidad

Tus clientes esperan encontrar ciertos productos en momentos concretos del año, y anticiparte puede disparar tus ventas.

Estamos hablando de “la vuelta al cole” (zonas con galletas, zumos y material. 

Organizar tu lineal para vender más no exige gastar demasiado ni hacer cambios enormes, basta con conocer y aplicar estrategias inteligentes y adaptarlas a tu negocio y a tus clientes.

Recuerda: en un supermercado, cada centímetro cuenta.